miércoles, 17 de octubre de 2012

Del diario de Katherine Bartley



Mi vida es una mierda. Lo asumo y no pongo ninguna oposición al concepto. Perdí a Kev. Ahora perdí a Vaz. Vivo en una guerra de nunca acabar. Me aíslo esperando que alguien me saque, pero eso no va a pasar.
Kev se murió cuando llegaron los invids, y nunca me entregaron su cadáver. Ni una sepultura digna pudo tener. Extraño su sonrisa, su humor y que siempre me estuviera cuidando.
Vaz se murió cuando Wolfe nos vendió. Era calmado, tranquilo y dulce. Extraño su fortaleza, extraño el hecho de que estuviera ahí cuando lo necesitara y de que tuviera esa visión que le daba su serenidad. El murió. El tipo que está con los soviéticos no es él, es un asesino miserable que nada tiene que ver con el hombre que amé. Fui tan estúpida de creer que sería el mismo. Lo sospeché, pero creí en todas esas mentiras del amor, que nos íbamos a ver y todo sería igual... No, Kate, no es el mismo hombre. Es otro totalmente distinto.
Otra más a mi larga lista de bajas. Enterré a todos mis seres queridos. Palear la tierra para dejar a Ron fue una de las cosas más difíciles que tuve que soportar. Al menos saber que Lilly va a tener una educación privilegiada, que va a poder decidir que quiere de su vida es suficiente regocijo para mí.
Pero yo no podría aspirar a la vida de Lilly. Mi guerra no va a acabar hasta que me muera. Hoy haydonitas, ayer invid y Maestros, mañana serán los rusos. Siempre un enemigo. Siempre un objetivo al que hay que vencer. Entrené desde adolescente para ser un soldado, si bien mi rol principal era otro. Adherí a los códigos de la Cruz del Sur. Siempre sentí que éramos algo así como samuráis. Y por eso adherí al código de los guerreros japoneses, que se respetaban bastante en la ASC: Justicia, Coraje, Benevolencia, Respeto, Honestidad, Honor y Lealtad. Hoy nos hacen falta los valores del Bushido. Los hemos perdido todos. Pensé que recuperar la Tierra nos devolvería un poco de "civilización". Pero seguimos sumidos en la barbarie. Es que la guerra nunca termina. Al menos no hasta la fecha. Solo cambia el escenario. Ahora son Haydonitas y ayer Invid. Los invids que eran nuestros enemigos se hicieron nuestros aliados y ahora son solo doce años de la historia de la humanidad escrita en algún libro de historia. Su flor de la vida va camino a la extinción, y su raza también. Todo esto gracias a la nula visión de unos imbéciles que ni siquiera viven en la Tierra. Y sus soldados mediocres que festejan la victoria. Mi gente festeja la "victoria". Nunca aprenderemos. Algún día verán la flor como nuestra civilización, una pequeña semilla que tiene que crecer, y que tiene un potencial infinito, pero mal utilizada solo acarrea devastación y odio.
¿Qué cambió con la ida de los Invid? Nada, solo que parecemos más civilizados. Tenemos ciudades y fábricas y reconstruimos parte de la infraestructura que tenía el planeta. Pero los enemigos externos siguen estando. Y los señores tribales que imponían su miserable autoridad sobre los inocentes siguen existiendo, solo que ahora llegan al poder. Y tenemos que aceptarlos de amigos.
Pero yo tengo que dejar de criticar todo y tomar mi parte, aunque sea yo sola. El ejército tiene buena gente también. Gente que puede hacer mucho, aunque sean de la UN Spacy o de la REF. Y no, no voy a contar nunca a los perros sin honor. Lo siento, pero los valores no se traicionan.
Por mi parte, no voy a convertirme en uno de esos perros sin honor. Ni voy a dejar de defender la Tierra, aun incluso si tengo que sacrificar mi alma. No puedo perder más tiempo en lágrimas, ni llevar heridas como recordatorio. Tengo que estar óptima para el combate. Tengo que cuidar a la gente que vale la pena. Defender las siete virtudes. Necesito salir del pozo en el que yo misma me metí. No estoy aquí para hacer amigos, estoy para defender al planeta. Esa es la vida del guerrero.


Foto con los chicos del Séptimo Escuadrón de Ataques y Tácticas [ATAC] de la Cruz del Sur:

 

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