jueves, 11 de octubre de 2012

Reacción


-Malditos Asesinos!!!!

Scott había explotado de repente. Como veterano de guerra que era, había conservado la sangre fría cuando su amada había pasado por aquella terrible situación. Había tratado de pensar como militar, de quitarle el rostro al odio que sentía, recordar que él también había odiado al Invid.  Y por un momento lo había conseguido, por eso pudo mantenerse tranquilo cuando Kate se lo pidió. Pero ahora, esas mismas palabras que había repetido casi de memoria le taladraban el cerebro. Y quizá por una razón mucho más sencilla y terrible de lo que su mente se permitía admitir: Tan sólo un año atrás, si él  hubiera tenido el poder de dar la misma orden que dio el Alto Mando Soviético, él hubiese hecho exactamente lo mismo, ordenar la completa destrucción del Invid, aún cuando ya hubieran partido de la Tierra.

Enfundado en su armadura CVR3  y con su Gallant en la mano, parecía realmente dispuesto a salir a cobrarse venganza, aunque fuera ahora completamente inútil. Ariel apenas lo había detenido. 

-Scott basta!

Un puñetazo en la pared, metal contra metal, en un arranque bastante extraño en el normalmente flemático Comandante Bernard, pareció dar por terminado el arranque, pero no la furia. Apretaba los dientes, y abrazaba a la solugi que lo acaba de salvar de hacer una idiotez, acariciándole la cara.

-Cálmate Scott, fue mi culpa

-A que te refieres? Basta de decir eso! Tu gente fue asesinada! Yo lo..lo..

-Lo viste? Interrumpió la chica

Scott quedó como paralizado. Sí, lo había visto, y esa pregunta lo aflojó, y cayó de rodillas, sin dejar de tomar el rostro de su chica alienígena. Acababa de soñar con la destrucción de Nuevo Óptera , viéndola como si hubiese estado ahí. y eso había sido lo que lo había sobresaltado.

-Tranquilízate, debo haberte pasado la imagen mental de lo que sucedió, sin darme cuenta. Perdona. – Dijo ella, con suma suavidad y un poco avergonzada.

-Significa eso que tus poderes están volviendo?- Inquirió Scott suavizando notablemente el tono

-Lo dudo.-respondió ella- La madre ya no está, y ella era la que aunaba las fuerzas psíquicas de mi especie para que todo eso pasara.- Continuó –Pero la conexión de mente a mente entre los míos no dependía de ella, al contrario, ella había nacido de esa unión entre todos. Ahora que esa primera impresión horrible pasó, vuelvo a poder escuchar los pensamientos de mis hermanos y ellos los míos…..

Y luego, besándolo con ternura agregó

-Y como soy en parte humana, esa conexión se extiende de alguna manera a aquellos que amo….aunque no por completo, claro.

Scott se había tranquilizado, pero el odio que le generaban aquellos hombres seguía intacto.

-Pero Ariel, ellos tienen que pagar, esto no puede quedar asi…..

-Hay algo que no estamos entendiendo Scott, en todo esto. Algo que no entendieron los “rojos”, como les dice Kat, pero que ciertamente tampoco entendió la Regis, y que tampoco entendió ninguno de nosotros aún. Yo no sé lo que es, pero siento que el odio nos confunde, puede estar impidiéndonos ver que és lo realmente importante, el por qué de todo esto. Y hay odio entre las razas de la Protocultura  desde hace milenios, desde que los Tyrolianos y mi gente entraron en conflicto, influidos ambos por la sombra de Haydon directa o indirectamente…..

-Y no podría ser que ahora estuvieran influyendo a los soviéticos?

-Podría ser, pero lo dudo. Sus mentes son demasiado incompatibles, aunque ambas me resulten imposibles de leer, los sentimientos que transmiten son demasiado diferentes, aunque ambos me den mucho miedo….además…

-Nadie te hará nada- dijo Scott con firmeza, e interrumpiendo sin querer a Ariel.

-Deja de pensar en los de Marte. Ya sabemos lo que hay allí, odio para dar y recibir. Ninguna respuesta a las preguntas que tenemos, que son tantas….lo importante no pasa por ahí, no debemos caer en la trampa nosotros también. Quizá los comunistas también tengan algo que aprender, quizá no, pero no importa. Eso es lo que trato de decirle a mi gente. 

-Tu gente va a estar furiosa, cuando se recuperen del terror. Y es lo justo. – dijo y agregó –Y tu, estas diferente después de esto. Mas fuerte. Quizá sea cierto lo que dijo Kath de que alguien debería trabajar para ser la nueva Regis, aunque no me gusta nada la idea de que tengas que hacer eso….-

Ella sonrió con un poco de amargura –Hay experiencias que te hacen madurar aunque no quieras- pero luego agregó

-No puedo convertirme en la nueva Regis, Scott. Sólo soy un Invid. Ninguno de nosotros puede, y menos un Solugi. Ella era la consciencia de todos , pero no era ninguno de nosotros en particular. Nunca lo fue. Ella nació de nuestra necesidad y nuestra unidad, como si lo que ustedes llaman “Dios”  hubiera aparecido de repente, producto real  y palpable de e sus mentes…..

En aquel momento, Ariel hablaba con su voz, pero su pensamiento no era sólo el suyo. Unida a la mente colmena, ella accedía a lo que quedaba de sabiduría de esa consciencia colectiva, ahora descabezada.

-Cuando ella nos hizo nacer a los Solugi, evolucionados de otros Invid, a semejanza de los humanos, sabía que tendríamos libre albedrío y que de alguna manera, cuestionaríamos su autoridad. Las mentes de los Invid estaban en perfecta armonía con la Regis, porque están en perfecta armonía con la voluntad de la especie, que es una sola, pero el precio que pagan por eso es que no tienen individualidad, y no pueden nunca cuestionar esa voluntad, aún cuando sea necesario. Cuando la Regis nació, no había Solugi, nada que rompiera el perfecto equilibrio de la mente colmena.

Ariel hizo una pausa, le resultaba extraño y desagradable hablar de su gente como si fueran extraños. Pero tenía que hacerlo. No solo para aclarárselo a Scott, sino para despejar su mente ella misma.

-Esa falta de cuestionamientos es lo que hizo a la Regis tan poderosa.  Una sola mente, una sola voluntad. Los Solugi rompíamos ese patrón; estamos conectados,  y de alguna manera seguimos perteneciendo a la mente colectiva, pero tenemos individualidad, y cuestionamos, y opinamos. Como ustedes. No somos hijos perfectos como los otros Invid. Por eso ella se fue, y dejó a los hijos que le dio a la Tierra atrás. Por eso hizo Príncipes a algunos de nosotros, para que pudiéramos acceder a esa consciencia, para que fuéramos intermediarios entre los Solugi y la mente colectiva, y estuviéramos en comunión con ella, como intermediarios entre su voluntad absoluta y las mente humanas de los míos.  Porque además éramos los únicos que podíamos entenderla. Ahora eso ya no importa: fue la Regis la que me hizo Princesa, sin ella soy exactamente igual que mis hermanos Solugi.

Ariel fue hacia la ventana, a mirar hacia la infinitud del espacio. Scott la escuchaba en silencio.

-Aunque ahora veo mejor su sabiduría. Me acabo de dar cuenta. Quizá nos creo por si alguna vez esto pasaba. Para que alguien liderara a la especie si, alguna vez, algo la destruía. Imperfectos obedeciendo, los Solugi tenemos la voluntad para hacer esto, de la que carecen nuestros hermanos…no somos ni seremos la Regis, pero podemos ocupar su lugar, aunque no tengamos su alcance y seamos perecederos. Asique a lo sumo, puedo tratar de ayudar a mi pueblo a salir de esto, lo mejor que podamos. Y desear que algún día las mentes de los Invid sean suficientes en número y voluntad para que nazca una nueva Regis. Pero no seré yo, ni ninguno de los míos. Y además ese e día está lejano.  Nuestra mayor preocupación ahora es sobrevivir, es nuestra única prioridad. Y buscar venganza no es ciertamente una maniobra inteligente cuando quedamos tan pocos....y, además tenemos a los Haydonitas buscando borrarnos de la faz de la Galaxia.

Scott se incorporó. Se había quitado la armadura, incómoda si no iba a combatir.

-Pero Ariel, los Comunistas pueden querer terminar el trabajo, y si no son ellos, sus partidarios en la Tierra quizá se la agarren contra tu gente, ahora que nadie teme que la Regis pueda volver.

-Tengo fé en que nos protegerán, Scott. Hay gente como tú, o tu comandante, o Katherine, en la que podemos confiar. No son pocos. Y tengo fé en que el odio cesará en el resto. Y si no, si realmente no podemos vivir en la Tierra……-su voz se quebró

-Tendremos que irnos. No podemos a darle el gusto a los Haydonitas de atacar a los humanos otra vez.  Ni de ser la causa de una guerra entre ustedes. Y menos ahora que no sabemos nada de qué está pasando. Además de que si sucediera hoy, nos exterminarían, somos demasiado pocos.

Scott la abrazó por detrás. Se había quitado la armadura para poder hacerlo.

-Pero y si se van? Que pasará contigo, con nosotros?

Ella lo encaró y lo miró con lágrimas en los ojos, pero firmeza en la expresión

-Tendrás que elegir si quieres venir conmigo o quedarte con tu gente.

Se besaron. El rostro de Scott estaba desencajado.

-Esperemos que eso no pase…

 

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