martes, 18 de septiembre de 2012

Pasado IV

 
 Zedox

Año 2024

Al día siguiente fui a ver al Warlord Zedox. Él había pedido verme, quería hablar conmigo. Aparentemente ya se encontraba bien porque Priscila me había dicho que ni me acercara hasta que ella personalmente no me avisara. Por suerte no volvió a insultarme.
-Teniente Wright, vengo a ver a...
-Sí, sí, ya sabemos a quien venís a ver- me dijo una voz familiar.
-Hola linda- la saludé.
-¿Se puede saber en qué estabas pensando?
-En salvar una vida.
Parece que esa frase le gustó porque no volvió a preguntarme más nada.
-Tenés diez minutos, no puede esforzarse demasiado todavía.
-Está bien, ¿me vas a venir a buscar a los diez minutos si no salgo?
-Así es.
-Entonces voy a tardar 11 minutos.
Ella se alejó tratando de no sonreír, pero yo me di cuenta igual de que le había gustado lo que dije.
-Buenos días- dije en el lenguaje Zentraedi.
-Buenos días- me dijo.
-Veo que ya te encuentras mejor- continué hablando en su idioma.
-Sí, gracias a usted. No quería dejar pasar mucho tiempo hasta poder agradecerle lo que hizo. No tenía por qué, yo estaba del lado del enemigo.
-Sí, pero a veces los enemigos pueden volverse amigos según las circunstancias, eso ya lo demostró la Primera Guerra.
-¿Por qué decidió ayudarme?
-Porque lo escuché y no lo iba a dejar morir en el espacio si podía hacer algo.
Él no parecía entender muy bien eso, de hecho dentro de él seguramente ahora habían aparecido interrogantes que jamás se habría hecho de no haber sido rescatado por un humano.
-Además...- continué- fue una suerte que supiera hablar en el idioma zentraedi... ¿usted cree en el destino o en la suerte?
-Supongo que en la suerte...
-Bueno, fue una suerte entonces ¿Sabe hablar nuestro idioma?
-Sí, puedo hablarlo pero no esperaba que uno de ustedes me escuchara- dijo en nuestro idioma.
-Siempre dejo la radio abierta, por cualquier cosa, y más si sé que pueden haber quedado sobrevivientes.
Él me miraba como si no pudiera creer que un enemigo le salvara la vida.
-¿Qué pasa? Se quedó callado...
-No sé que será de mí ahora... No creo que pueda volver con los míos...
-Bueno, quizás su destino era venir a esta nave, a trabajar con nosotros. Seguramente puedan encontrarle un trabajo aquí, hay mucho que hacer...
-Hace un día estaba derribando naves de ustedes, no creo que eso pase, lo lógico sería que me tengan prisionero.
-Bueno, yo no puedo decidir eso... pero me parecería estúpido siendo que siempre es necesario gente capacitada, y seguramente usted lo está. Por el momento no se preocupe por esas cosas y quédese tranquilo hasta que sanen sus heridas.
-Aquí todo es muy extraño...
-Es cuestión de que se acostumbre, quizás le termina gustando nuestro modo de vida- recordé a la mujer Meltran que se preocupó por nosotros el día de la batalla contra Dolza- Una vez una de ustedes me trató de confortar en un momento muy difícil, no importa si lo hizo bien o no, para mí fue muy importante. Lástima que no sé su nombre...
-Si tiene el número de la nave puedo ayudarlo a encontrarla.
-Sí, el registro tiene que estar en mi nave. Gracias.
-Es lo menos que puedo hacer por quien me salvó la vida.
Priscila apareció en el marco de la puerta. Ya había pasado el tiempo.
-Nos vemos mañana. Ahora descanse.
No dijo más nada, solo me vio alejarme. Priscila me guió por el pasillo central, en un momento la desvié hacia un pasillo lateral donde no había nadie y le di un beso bastante apasionado.
-Sí, definitivamente estás loco- dijo y volvió a besarme.
-Nos vemos el sábado- le dije y seguí mi camino hacia la puerta de salida.


*****

Íbamos a salir los cuatro y Ryan había estado algo nervioso durante la semana, realmente esa reunión parecía más una doble cita que una salida de amigos. Le dije que se quedara tranquilo, pero aún así, creo que no podía.
Nos encontrábamos directamente en el pub, le dije a Priscila que llegara media hora antes, quería que ya estuviéramos allí cuando llegaron los chicos. Estaba increíblemente hermosa en ese vestido rojo.
Se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla, eso me causó gracia.
-Buenas noches preciosa.
-Buenas noches galán.
Le agarré la mano y la traje hacia mí para besarla en los labios. Ella me correspondió el beso y sonrió.
-¿Por qué querías que viniera antes?
-Tengo que pedirte un favor.
-Mmmmm interesante... y si lo cumplo que voy a obtener a cambio...
-Otro favor del mismo nivel de importancia.
-Te escucho- dijo sonriendo y se sentó al lado mío en la barra.
-En un momento te voy a pedir que nos vayamos, vos solo decí que sí.
Ella me miró intrigada.
-¿Es porque no querés que tus amigos sepan que todavía no pasa nada?
Me empecé a reír.
-No, simplemente en un momento hay que dejarlos solos y que ellos crean lo que quieran.
-¿Tiene que ver con lo mismo que me contaste la primera vez que nos vimos?
-Sí, pero no les digas que te conté.
-Bueno, está bien, trato hecho.
-¡Ah! y nosotros nunca nos encontramos ese sábado, podés inventar lo que quieras.
-¿Le mentiste a tu amiga? Eso no está bien...
-Fue una mentira piadosa. Necesitan un empujón y se los estoy dando.
-Está bien, ¿y dónde vamos a ir después?
-Después podemos ir a otro lugar o podés venir a mi casa.
Ella se empezó a reír.
-Lo voy a pensar...
Yo me reí otra vez y la besé de nuevo.
No sé por qué me pareció que Paola se había arreglado más de lo habitual ese día, quizás porque sabía que iba a haber otra chica en la reunión de ese fin de semana, o quizás el plan B había dado excelentes resultados.
-Hola chicos, les presento a Priscila. Priscila, ellos son Ryan y Paola.
-Un gusto Priscila.
-Hola- dijo Paola.
-¿Nos sentamos en una mesa?- sugirió Ryan- parecía bastante más sereno de lo que había estado en la semana, seguramente en esa situación le había dado más confianza.
-Claro- dijo Priscila.
-Podríamos pedir una pizza, no comí nada antes de venir...- dije.
-Con anchoas- me dijo Paola.
-Bueno, está bien, está bien, una de anchoas- le dije. Mientras íbamos caminando la agarré a Priscila de la cintura, ella parecía estar divirtiéndose con la situación.
-Que bueno conocerte, por un momento creí que nunca le iba a conocer una chica a Mark- dijo sonriendo Paola.
-Parece que por fin se le dio- dijo Ryan.
-¡Hey! Me están dejando muy mal...
Priscila se empezó a reír.
-De eso te encargás vos solito- dijo ella.
-¿Lo decís por Zedox? Muchos me dijeron que estuve bien en salvarlo.
-¿Vos que opinás Priscila?- le preguntó Paola.
-Yo opino que está loco, pero quién puede culparlo de haber salvado una vida. Yo estoy estudiando medicina y sé lo que es eso. Así que creo que tan loco no está después de todo.
-Ah... sí lo está, yo lo conozco bastante- dijo Ryan- pero es un amigo de fierro, eso sí lo puedo afirmar.
-¿Por qué de repente estamos hablando todo de mí? No es que me moleste pero...
-¿Y cómo se conocieron?- preguntó Paola. Sabía que iba a preguntar eso, pero Priscila no tuvo inconvenientes en inventar algo enseguida.
-El día que estuvo enfermo pidió un médico y aparecí yo.
-Fue el destino- dije.
-¿Y ese día te invitó a salir?
-No, ese día me pidió que me quedara, claramente con segundas intenciones, a pesar de que estaba enfermo... así que me quedé, pero no pasó nada- y se empezó a reír- me divertí bastante con él así que acepté cuando me invitó.
-La verdad que me alegro mucho por él, y aunque quizás no parezca, te estás llevando un primer premio.
Me sorprendieron sus palabras, pero no dije nada, no se me ocurrió nada gracioso.
Pasamos una linda velada, y habiendo apreciado claros signos de mis amigos de que podía ser el momento para que pasara algo agarré a Priscila de la mano y nos despedimos de ellos.
-Me cayeron muy bien tus amigos- dijo Priscila.
-Bueno, eso es un gran paso. La noche es joven, ¿dónde vamos?
No le insinué de ir a casa, pero ella sola lo propuso.
-Bueno, dije que conocía tu casa, así que para que la mentira tenga efecto voy a tener que ir a conocerla.
Me caía muy bien Priscila, fueron cinco años de relación con ella, la llegué a querer mucho, pero lamentablemente nuestros caminos no iban juntos para siempre. En un momento se separaron y hasta ahora nunca más se volvieron a juntar.

*****

Año 2029



-Mark, me cansé, es obvio que vas a sabotearte todo intento de ser feliz, y yo no quiero estar al lado tuyo cuando lo hagas. Simple y sencillo.
-Pero si la pasamos muy bien juntos... ¿o ya no te divertís conmigo como antes?
-Basta Mark, no hagas esto más difícil, por favor.
-Si vas a decidir esto sola al menos quiero saber por qué
-Porque la vida no es así Mark... vos no querés lo mismo que yo.
-Pero me seguís queriendo.
-Sí, lamentablemente.
-Bueno, si yo te quiero y vos me querés entonces ¿por qué vamos a terminar esto?
-Porque tu objetivo y el mío no van por el mismo camino.
-No puedo obligarte a estar conmigo si no querés, pero me parece una estupidez terminar esto solo por eso.
-Bueno, entonces respondeme esto: ¿Estás dispuesto a tener hijos? ¿A casarte? ¿A tener una familia?
-No puedo responder eso ahora...
-Y no lo vas a poder responder nunca Mark, esta es la décima vez que te lo pregunto. Se acabó, no quiero seguir perdiendo mi tiempo. La pasamos bien, fue hermoso mientras duró, pero yo no quiero seguir así.
A pesar de que me quería y a pesar de que yo seguí insistiendo un tiempo más, no volvimos a salir juntos. Probablemente ella tuviera razón, pero había cosas que simplemente no podía hacer o decidir.

Priscila
*****


Año 2030

10 a 1 se volvió una anécdota divertida cuando llegamos a Tirol. Nadie sabía qué era el Invid, nadie entendía de donde habían salido y por qué estaban allí. Nadie entendía qué hacían en el territorio que suponíamos era de los Maestros. La realidad es que todo ese sector del universo estaba plagado de Invids que habían venido tomando los planetas del Imperio uno a uno.
Pasaron tres meses hasta que un tiroliano logró contactarnos y nos dijo que eran algo así como una especie de parásito que se alimentaba de protocultura. Había que matarlos allí, porque de otra forma en algún momento iban a llegar a la Tierra y eso no podía pasar...
Empezamos siendo 200-300 a 1. Si bien no todos los Invids peleaban a la par, esas eran las estimaciones.
Con el correr de los días fuimos consiguiendo información, ese planeta era una de las capitales de los Invid, había muchas colmenas, y cuando digo muchas son MUCHAS. El total se estimaba en unas 4000 colmenas llenas de invids a reventar. Una colmena era como una ciudad que albergaba miles de ellos. No era extraño que hubieran estado tomando el Imperio de los Maestros sin problema. Sus números eran impresionantes. 
Entrábamos al planeta en cuatro o cinco grupos, atacando diferentes puntos para distraer, el que mejor lograba penetrar las defensas era el que destruía una de las colmenas, eso cuando no salía mal y había que abortar la misión. Salimos cuatro o cinco veces por día, todos los días, durante todo un año.
La guerra fue dura, lo único que nos salvó de una aniquilación total fue que teníamos buenas naves. Perdimos el 40% de la gente y el 60% de los recursos en los 335 días que duró la guerra, pero logramos tomar el planeta después de destruir entre 300 y 500 millones de Invids. 
Esos eran los números y esas fueron las pérdidas, Ryan para algunos fue un número más, para Paola y para mí fue un golpe del que nos costó mucho tiempo recuperarnos, y nunca nos recuperamos del todo.

Ese día habíamos desayunado juntos, como casi todo el resto de las mañanas, nos despedimos cuando nuestros superiores nos llamaron para continuar lo que él y yo habíamos denominado "La Limpieza Invid". Supe que él ya no iba a volver cuando lo llamé a su radio y no respondió.
Paola y Ryan se habían casado hacía ya tres años. Él la tuvo que convencer porque ella mucho no creía en el casamiento católico, pero después de algunos años cedió y se casaron. El solo hecho de pensar que iba a tener que decírselo a Paola me ponía diez veces peor de lo que ya estaba. Bajé del VF casi automáticamente, no podía pensar... Ryan, mi hermano, una de las únicas dos personas a las que consideraba como si fueran parte de mi familia... Hubiera deseado que fuera una broma, que Ryan me estuviera jugando una broma muy pesada para ver mi reacción...

Como todos los días informaron las bajas, muchas, entre los nombres estaba el Teniente Comandante Ryan Reynolds, muerto por la expansión de la explosión de una de las colmenas Invid. Una colmena menos, qué era eso comparado a perder a Ryan...
Eso era como un mal sueño, una pesadilla... los últimos seis meses habían sido una pesadilla y esta era la culminación del último acto. 
Lo único que pensé fue en buscar a Paola, supe que no era una pesadilla cuando la vi. Fue el momento en que verdaderamente me di cuenta de que él ya no iba a volver. 
Paola estaba rodeada de sus mejores amigas, pero cuando me vio corrió a abrazarme. Yo tenía que ser el fuerte, no podía quebrarme, tenía que ser fuerte por ella.
No le dije nada, solo la abracé, los dos sabíamos que cualquier cosa que nos dijeran no iba a servir para nada. El dolor no iba a desaparecer.

Recuerdo que estuve de muy mal humor, salvo cuando estaba con Paola, ella no se podía dar cuenta de eso. Trataba de estar con ella el mayor tiempo posible. A veces el tiempo iba muy rápido, como cuando estaba arriba de mi VF y mataba más y más Invids, otras veces el tiempo pasaba muy lento, en especial cuando me quedaba solo... ¿Si lloré? Claro que lloré, creo que jamás lloré tanto en mi vida, hasta pensé que no iban a quedarme más lágrimas después de eso. No me importa decirlo porque fueron las lágrimas que derramé por Ryan. Obviamente nunca lo hacía enfrente de Paola.

En ese tiempo hubo muchas personas que estuvieron conmigo, a pesar de que tenían que aguantar mi mal humor constante. Zedox fue uno, mis amigos Jack y Leo, mis primeros subordinados, que ahora descansan en paz también... o eso espero.
Adolph, Félix, Aaron y Edgar, ellos se conviertieron en algo así como mis padres. Siempre uno de ellos estaba conmigo, siempre uno me preguntaba si había comido, o si había salido a algún lado. 
Incluso Rick, a pesar de que estaba más que ocupado se hacía tiempo para ir a verme. Creo que tenía miedo que me suicidara o algo así... ¿por qué suicidarme si lo único que quería era matar a todo Invid que me cruzara? Si me moría no lo iba a poder hacer.

Pasó un mes, durante ese mes solo me preocupé por Paola, básicamente me olvidé de mí casi por completo, a veces Zedox me arrastraba a cenar, a veces los cuatro fantásticos me arrastraban a algún bar a tomar un trago. 
En el día lo único que me importaba era bajar más Invids, mi vida se resumió a subir a mi VF, bajar Invids hasta que no pudiera más, llegar a la base y buscar a Paola. Era como vivir en piloto automático. Debo haber bajado muchos Invids porque al poco tiempo me nombraron Teniente Comandante. O quizás fue porque nos quedamos sin gente, esta segunda opción es más probable.

Creo que todos se sorprendían de que ya no hacía ningún chiste, cuando estaba siempre haciéndolos, incluso cuando trataba de hacer reír a Paola mis chistes me sonaban estúpidos en vez de graciosos... Pero contrariamente a lo que creí, Paola lo superó antes que yo. 

-Mark... ¿cuándo vas a dejar de hacer eso? 
-¿Qué cosa?- le pregunté sabiendo exactamente a qué se estaba refiriendo.
-Él ya no va a volver Mark, y aunque nos duela, vamos a tener que superarlo. Y va a ser más fácil si lo superamos juntos.
Cuando me dijo eso no pude aguantar más el llanto, solo me tapé la cara y lloré, más que otras veces.
Ella me abrazó y lloramos juntos un buen rato. Cuando nos separamos ella me sonrió con lágrimas en los ojos.
-Jamás creí que iba a verte llorar.




*****

Año 2044

Es raro que hasta ahora nadie me lo haya preguntado y quizás es mejor que así sea, creo que pocos podrían entender lo que siento por Paola. Es difícil de describir, porque la quiero más de lo que una palabra pueda describir. Quizás algunos digan que es como una hermana para mí, y no estarían tan errados, pero para mí es mucho más que eso. Quizás algunos puedan decir que es un amorío que nunca se concretó, y eso sí que sería errado porque lo que siento por ella es mucho más profundo que eso. Otros que crean en la amistad entre el hombre y la mujer también pueden llegar a pensar que somos grandes amigos, y si bien no se equivocan, tampoco eso puede expresar lo que siento por ella. Digamos que lo que siento es una mezcla de esas tres cosas a la vez, la suma de las tres, y no cada una por separado. ¿Si estoy enamorado de ella? Creo que nunca llegué a ese punto exacto pero en algún momento debo haberlo pasado porque sé que es más que eso. Sé que para algunos puede resultar extraño, pero yo soy extraño, siempre lo fui y siempre lo voy a ser. Tómalo o déjalo.

 
 Aaron - Félix - Edgar - Adolph

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